martes, 5 de junio de 2012

VI Marcha Cicloturista Aguantacerros

De nuevo se celebraba, y ya se puedo decir, la mítica y afamada marcha de la Aguantacerros, en nuestro pueblo Montilla, donde cada año vienen más participantes y cada vez se van más contentos tanto por el trato recibido como por la dureza y belleza del recorrido, que al final es lo que nos pone a los ciclistas, contra más sufrimos mejor nos lo pasamos.

Aunque esta vez no había que coger el coche para darnos un atracón de kilómetros, también tocó madrugar para ir a recoger el dorsal, así que a las 07:00 de la mañana junto a mi cuñado fuimos a recoger el dorsal, volver nuevamente a casa para desayunar, preparar la bici y volver al punto de salida.

recogiendo el dorsal
Ya metido en la boragine de la salida, donde el ambiente era expectacular, ciclistas venidos de toda andalucía y algún que otro portugués, sumamos un total de 300 valientes que íbamos a dar batalla a los cerros montillanos.

junto a Antonio Córdoba

ahí estoy con el dorsal 267
Los primeros kilómetros fueron neutralizados hasta la llegada a Castro del Río, aproximadamente unos 27 km. que dan para tomar contacto con la bici, el asfalto y la gente, donde no paras de hablar con uno y otro, tramo donde las piernas se van calentando y el corazón va latiendo al compás de 28 km/h de velocidad media cuando nos pararon en Castro, justamente delante del primer repecho, donde la salida como en otras ediciones son explosivas y con todo metido.

A las 09:30 horas, nuestro presidente de la Peña Cicloturista Montillana dio la salida, nos esperaba la carretera de los REPECHOS, como he dicho antes se sale a tope para intentar coger un grupo que te lleve hasta Luque por lo menos.

Personalmente salí bastante bien, llevando la respiración adecuada y sin llevar las pulsaciones altas, poco a poco se fue formando un grupo en el que ya no nos íbamos a separar hasta Las Cumbres, el ritmo era bastante bueno e incluso endemoniado en algunos tramos y es que en el mismo iban varios miembros de la Peña de Utrera, de Baena y alguno de Cabra y el ritmo que ponían estos sevillanos era muy, pero que muy bueno.

Pasado los repechos, creo que con buena nota, nos dirigimos hacia Luque donde nos esperaba su rampa en la entrada, cada uno como podía iba subiendo, aunque el grupo seguía unido, pero a esta altura el que suscribe notaba un punto de fatiga que antes no había aparecido.

Llegó el tramo más asequible donde llanear fue una locura, primero hasta Zuheros, a 45 km/h y después hasta Doña Mencia no bajaba la velocidad, cosa mala, ya que me notaba las piernas cansadas, mantenía las pulsaciones my bien, pero las piernas.....

Llegó la locura, parecía que iba montado en un tren, y que yo era un vagón, madre mía, que forma de rodar, estos de Utrera me estaban sacando de punto y eso que el terreno por la carretera nacional es asequible e incluso picando para abajo, pero me faltaba desarrollo y piernas, sin exagerar íbamos rodando a más de 60 km/h, yo al final del grupo con el gancho puesto y llegó lo que tenía que llegar, nada más pasar el cruce de La Valeriana me descolgué...y aunque seguía a un ritmo de 50 Km/h se me fueron en un abrir y cerrar de ojos.

La subida a Las Cumbres empezé solo, cogiendo a Eloy en la mitad de la subida...pero...me  estaba entrando otro problema...los temidos calambres. Sin poder forzar mucho, al punto de no poderme poner de pie ya que la pierna izquierda era un calambre total, toda la subida sentado y sin forzar, como agradecí el avituallamiento de la cima.

Junto a Eloy ibamos haciendo camino dirección a Montilla, ya quedaba poco, pero los calambres no me dejaban forzar mucho, estaban al acecho y cuando tensaba más de la cuenta, ¡ ZAP!.

Subiendo el repecho de Juan Colín, vimos por detrás, a lo lejos un grupo bastante numeroso, por lo que decidimos apretar....imposible yo no podía...punto este en el que se marchó Eloy hacia delante y nada más entrar en Montilla, me cogieron y en la cuesta de la Estación, me dejaron...que fastidio pero los calambres me jugaron una mala pasada, así que tranquilito llegué a meta, donde mi cuñado Luis ya había llegado hacía un rato.

Al final, según el orden de entrada de la organización mi puesto fue el 40 y el de mi cuñado Luis el 24, sin saber los tiempos, por algún problema informático, pero al final eso es lo de menos, lo importante es que disfruté de la bicicleta.

 Luis y su mujer Maite

junto a Rafa Salas
Quería agradecer a  la organización por preparar al detalle esta marcha cicloturista que cada vez es mejor en todos los sentidos.

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