domingo, 29 de enero de 2017

V Cross Batalla de Munda

Un año más, sin entrenar, sin  preparación física iba a correr la Batalla de Munda y es que el corazón manda más que las piernas y la ilusión más que la razón, no podía dejar pasar este año para completar el 5 de 5.

Con más presencia de legionarios en la salida, venidos de todos los rincones de Hispania, se formaba una cohorte de casi 600 corredores legionarios, algunos de ellos descalzos, retando a los caminos montillanos, sería la unidad minimalista de esta gran legión.

Como en años anteriores no podía faltar mi hermano Antonio, volviéndose asiduo a esta carrera y en el que sufre como el que más, alabando siempre su positivismo...




En esta foto falta un gran legionario que no pudo acompañarnos por un fuerte resfriado que pudo con su lorica de hierro, aunque lo recordé en toda la marcha, eso sí Rafa, el año que viene ni resfriados ni "naaa...".

El 22 de enero con hora puntual el Consul Miguel Angel Feria dirigió a esta cohorte en busca de los pompeyanos, los cuales no vimos en todo el recorrido de 19 km por la campiña montillana, ganando esta Batalla los legionarios supervivientes, llegando a meta 279 valientes cubiertos de sudor, lágrimas y sangre pero con caras de orgullo y ojos vidriosos que delataban una alegría inmensa.

Como he mencionado anteriormente, mi preparación física no era la ideal, por eso, mi ritmo en toda la carrera era de conservar todo gramo de fuerza de mi cuerpo para poder terminar con orgullo y no arrastrarme por el suelo, cosa que se consiguió, con mucho esfuerzo y dolor en las piernas, se consiguió.



Mi hermano pronto me dejó y se fue  hacia delante por lo que me iba agrupando a distintos legionarios de la cohorte y poco a poco iba haciendo camino, bebiendo agua de todos los avituallamientos, controlando el ritmo...

Decir que los caminos este año estaban demasiado secos y duros donde las articulaciones sufrían un poco más de la cuenta con miedo a que mi rodilla izquierda empezare a molestarme, cosa que no sucedió, gracias a Dios, o a Jupiter, quien sabe.....





Paso a paso, iba haciendo camino y pronto llegaría el Cerro Toro, donde en mi opinión es el punto de inflexión de la carrera, donde la batalla se puede convertir sangrienta y en donde una vez conquistada su cima vienen los últimos kilómetros que se hacen eternos en los que la mente empieza a desvariar y en donde los legionarios piensan en el dios Marte, dios de la guerra que protegía de los enemigos y conducía al ejército hacia la victoria. Fue en su bajada donde me encontré otra vez a mi hermano,  a Arturo y al gran Tribuno "buchaco", legionarios nuevos en estas Batallas, uniendo nuestras fuerzas y haciendo las últimas escaramuzas juntos...



 

Ni decir que las piernas las llevaba muy tocadas, pero poco a poco y algunas veces andando íbamos a pisar la vía Sacra, que nos iba a llevar al templo de los héroes siendo recibidos por el dios Baco, dios del vino y del éxtasis.

El pueblo estaba en la calle aplaudiendo y vitoreando a los legionarios, el día tras la dura batalla realizada se iba a convertir en un día de celebración y victoria.



Una vez pasado el arco del Triunfo, las penas se convierten en alegrías, dejando esparcido por los caminos montillanos algo de mí, llevándome en mi recuerdo parte de la campiña; en la que si es posible el año que viene volveré a esta Batalla, volveré a sufrir a llorar y a reír porque Munda siempre será Munda...



No quiero olvidarme de mi familia que estaba en la meta esperándome y los que me dieron el último empujón.

Tampoco quiero olvidarme de un compañero que se encuentra en el cielo guiando nuestros pasos, siempre será nuestro "sosio".

Y para terminar un vídeo dando los últimos pasos hacia la gloria:


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