sábado, 25 de septiembre de 2010

La conquita de los 3.000

A las 07:15 horas empieza nuestra aventura, un sueño que ibamos a intentar hacerlo realidad, mi cuñado Manolo y yo, subir primeramente el Pico Veleta, 3.395,68 metros de altitud, cuarta cumbre más alta de España y segunda de su cordillera y posteriormente nos íbamos a dirigir al Pico Mulhacen, 3.478 metros de altitud, el pico más alto de la península y segundo de España.
 Nuestro desafío empezaba en la Hoya La Mora, donde descargamos las bicicletas y empezamos a pedalear, mucho frío, íbamos bastante abrigados, pero no sobraba ni una pizca de tela.

Hoya La Mora

Los expedicionarios
Empezamos con un ritmo tranquilo, a mí me costó cogér la respiración, la altura pasaba factura, pero poco a poco, fui calentándome y la respiración iba pausada y por buen camino.

Las posiciones

Mi cuñado Manolo en Las Posiciones

El Pico Veleta

Después de 12 kilómetos aproximadamente llegamos al Pico Veleta, expectaculares las vistas, la sensación de estar en el cielo y el mundo a los pies, había mucha gente haciendo senderismo, chapó para toda la gente que sube a este impresionante punto.



Pico La Alcazaba y Pico Mulhacen
 Una vez conseguido el primer reto del día, nos fuimos camino del Pico Mulhacen, teniamos que bordear por un camino el Pico Veleta y circulábamos por la otra falda de la montaña, madre mía que paisajes y que bonito, agua por todos lados, restos de nieve y laguna naturales cada 100 metros, inexplicable con palabras, esto solo puedes digerirlo con la vista y los sentidos.


Pico Mulhacen al fondo


Laguna de La Caldera








 Vídeo Laguna de la caldera








  Vídeo Chorreras entre las piedras




Ibamos tranquilos, viendo el paisaje, pero mi cuñado me decía que no tenía buenas sensaciones pero el recorrido en esta zona era favorable, bajar, bajar, algún que otro repecho, pero practicamente todo favorable, GRASO ERROR, la vuelta había que hacerla.

Llegamos a la bifurcación del camino, izquierda los últimos 6 kilómetros para terminar la jornada como héroes, recto íbamos a Capileira y a la derecha a un refugio. En este punto pensamos y decidimos darnos la vuelta, por dos motivos falta de tiempo y mi cuñado iba tocado, muy tocado.

La vuelta durísima, subir y más subir y como era de esperar, en una curva estaba nuestro amigo, el Hombre del Mazo, a mí me miró pero me dejó tranquilo, pero al paso de mi cuñado, !ZAS!, golpe de lleno en toda la cabeza, de ahí hasta el coche el pobre de mi cuñado miseria y más miseria, me decía que no podía dar ni a los pedales.

Mi cuñado con el Hombre del Mazo
 Al final de la jornada, aunque no conseguimos la segunda subida, terminamos contentos y vivimos un día de MTB completo, hecho este que nos obliga a ir nuevamente hacer la subida al Pico Mulhacen otro día, excusa muy buena para coger nuevamente nuestras bicicletas e ir a esos maravillosos paisajes.

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