martes, 21 de julio de 2015

Lanzarote (primera parte)

Este año tocaba salir de la península para ver, disfrutar y contemplar la exótica isla de Lanzarote, empezando nuestra aventura montándonos en el avión, "aparato" que iba a utilizar por primera vez mi hijo Carlos.



Los primeros días  en la Isla fueron de aclimatación al medio, playa y Hotel, visitando dos playas de la zona donde estábamos alojados, primeramente la playa del Ancla, una cala pequeñita con mucha piedra y roca volcánica, al contactar el magma con el agua, formando figuras imposibles, como si las rocas fueran retorcidas por el ser humano.



La playa de Las Cucharas, en pleno Costa Teguise, ya cambiaba su fisonomía, playa de tierra blanca y fina, pero teniendo algo en común con la anterior, sus aguas cristalinas y limpias..y...fría de co..!!.





Eso sí, la panorámica de 360º siempre era la misma, paisajes volcánicos, palmeras y cactus...

Tras aclimatarnos a nuestra isla, alquilamos un coche y para no defraudar al nuestro, cogimos un Fiat Panda y nos recorrimos la parte norte oriental de la isla, empezando nuestra visita a la Cueva de los Verdes, lugar inóspito, de roca volcánica en donde no encontrarás ninguna estalactita o estalagmita...



La cueva tiene un recorrido de 1 km aprox. aunque según el guía tiene una longitud de 7 km. y llegaría hasta el mar; cueva producida por la erupción del volcán Corona, formando esas galerías tan sorprendentes como mágicas y el nombre no le hace honor ya que no hay verde por ningún lado, cogiendo ese nombre por una familia de pastores que guardaban sus animales en la cueva, ¡ por supuesto !...solamente decir que esta maravilla de la naturaleza oculta un secreto...y hasta ahí puedo leer.

Continuamos con la visita a los Jameos del Agua, siempre con nuestro Fiat Panda, que se comportaba por esas carreteras estrechas a la perfección.

Que decir de los Jameos, un lugar sorprendente y bello, oculto en las entrañas de la tierra con su lago de aguas cristalinas, hábitat del cangrejo, diminuto, albino y ciego...único del mundo.




Decir que un Jameo es un tubo volcánico generado por el flujo de lava en su interior al que se le ha desprendido su parte superior, creando en dicho lugar el escultor y arquitecto Cesar Manrique un Jameo inferior, el cual parece un aljibe natural y un Jameo superior, rodeado de un jardín y en donde el blanco de su suelo te ciega  los ojos...pero si lo ves en conjunto es una auténtica maravilla.

Tras estas visita nos dirigimos a la localidad de Ye, para realizar una pequeña ruta de senderismo, eran 4 km. ida y vuelta, corta pero de una belleza sorprendente, íbamos a subir al crater del volcán Corona, todo un lujo ver un volcán tan cerca.

Empezamos a andar por un camino rodeado de los viñedos típicos de la zona, cepas muy bajas, casi en el suelo protegidas por una pared de piedra para evitar los fuertes vientos de la zona y que la uva de malvasía crezca para deleitar nuestros paladares.





Tras pasar los viñedos, empezaba una pequeña cuesta, llegando a 609 metros de altitud y contemplar un volcán de primera mano, sorprendente...



El crater era sorprendente con un diámetro circular casi perfecto, donde la imaginación nos sobrevino y empezamos a divagar sobre posibles erupciones y ríos de lava... y las vistas del mar a un lado, el paisaje volcánica a otro con viñedos en medio es único y espectacular...


Tocaba reponer fuerzas y nos dirigimos a la localidad de Orzola, en el extremo de la isla, pueblo pesquero, pequeño con sus casas, blancas y rectangulares, típica construcción de la zona.




Tras meternos a "pecho y espalda" un pescado típico de Lanzarote, probar las lapas, el queso de cabra y como no...las papas con mojo picón y verde, todo ello regado con un vino de malvasía...ufff, tocaba dormir la siesta, pero no, todavía nos quedaba visitar el Mirador del Río y volver al Hotel.


El Mirador del Río es un balcón situado en los acantilados de Famara, al norte de la isla, donde puedes contemplar Isla Graciosa y sus islotes, como si el Dios Zeus los hubiera tirado como una baraja de cartas.
Junto al Mirador hay una construcción de hormigón, no visitable, tratándose de un puesto de artillería de la Guerra Civil española, el contraste es tremendo...



Tras disfrutar de las vistas, de la temperatura y de la tranquilidad, los cornetas tocaban retirada, dirigiéndonos por una carretera sinuosa, junto a los acantilados de Famara, una auténtica maravilla, para llegar a la localidad de Haría, pueblo cubierto de palmeras, únicas plantas que vimos en la isla, solo tierra color ceniza, rocas volcánicas y poco más...pero no se lo que es...que te impresiona este paisaje lunar, será por lo diferente al resto del mundo, pero el día mereció la pena.

Bueno... tocaba descansar para el día siguiente que tocaba el plato fuerte del viaje, visitar las Montañas de Fuego, así que con un digestivo nos fuimos a dormir.


Continuara....

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