Todó empezó el día 4 de julio y antes de llegar a nuestro campamento base, el camping Naranjo de Bulnes, nos acercamos a la localidad de Potes, pasando por el desfiladero Hermida, una carretera sinuosa y muy estrecha pero a la vez muy bonita, donde después de comer en el mesón La Bodega, visitamos tan bello pueblo, casas de piedra, soportales de antaño en el que el río Deva, es testigo incansable del tiempo.
Torre del Infantado |
Río Deva |
Río Cares |
El paisaje es espectacular, verde y más verde, siempre con las vacas adornando el lugar, madre mía de vacas que nos pudimos encontrar.
Una vez arriba, decidimos hacer el recorrido largo de senderismo, empezando desde el aparcamiento de Buferrera, llegamos al Mirador del Príncipe, donde las vistas de la Vega de Comeya son espectaculares.
Continuando por la ruta marcada, llegamos a las minas de Buferrera, adentrándonos por una bocamina, para recorrer luego su interior a través de un sinuoso y sugerente sendero.
Continuamos por la Vega de La Tiese, para llegar al Lago Ercina, sorprende el manto verde que rodea el agua que a su vez se encuentra rodeado por las altas montañas, cargadas de nieve, el contraste es espectacular, y eso sí, vacas por todos lados, como si fueran meros turistas, pegándole con la cola una vaca a Carlos en toda la cara...jajaja..¡ quita mosca !.
Desde este punto, puedes seguir haciendo el recorrido largo o desviarte en dirección al Lago Enol y hacer el corto, pero como a nosotros nos gusta andar, decidimos, como no, hacer el largo, así que bordeando el lago Ercina, seguimos para pasar Las Reblagas, encontrándonos una mujer avanzada en edad, que vivía en una casita de piedra, durante todo el verano, mientras las vacas pastaban la verde hierba. Seguíamos nuestra ruta, disfrutando de un silencio, solo roto por los cencerros de las vacas y el sonido de los pajaros, hasta llegar a la zona del Bricial y adentrarnos en el Monte Palomberu, solo se puede decir una palabra: precioso.
Caminando por la Vega de Enol, íbamos a cerrar el bucle y llegar hasta el lago Enol, más pequeño que el Lago Ercina, pero igual de sorprendente.
Una vez terminada nuestra visita a los sorprendentes Lagos, a la vuelta nos paramos en el Santuario de Covadonga, levantado a pie del monte Auseva, junto a la cueva donde se guarda la venerada imagen de la Santina, decir que me sorprendió más de lejos que de cerca, como todo lo realizado por el hombre y sobre todo en temas religiosos, no tenía sensación de divinidad del lugar, si no de máquina para hacer dinero.
PD: En próximas crónicas seguiré contando las travesías por Asturias.
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