El viernes 9 de mayo, nos dirigimos a Ronda, cargados de ilusión, ganas, nervios, etc...por participar en este gran evento, donde 7.000 mil almas iban a conquistar la serranía de Ronda, siendo 2.500 en la modalidad de MTB, para rodar y dejar un poco de cada uno, sudor, sangre y lágrimas en ese pedacito de Sierra, que siempre se acordará de los ciclistas y marchadores para toda la vida.
Una vez en Ronda, había un bullicio de gente impresionante, mucha, mucha gente en toda Ronda...un ambientazo tremendo, así que había que moverse con rapidez, descargar las bicis llevarlas al parking, coger el dorsal y sobre todo nuestro alojamiento, esos escasos metros cuadrados, para dormir e intentar descansar...pero la noche se hizo interminable, los nervios no te dejaban conciliar el sueño.
Una vez colocados, nos fuimos al parque de la Alameda, donde estaban preparadas las carpas para la cena de la pasta y en donde no se veía el suelo...ufff, que barbaridad !!. Que ambientazo, estabamos metidos en una espiral deportiva, pocas veces vista y es que entre deportistas, familiares y rondeños, no cabía un alfiler, donde lo único que se escuchaba era de los 101 km. que tocaba superar. Era el momento de disfrutar reposadamente de todo lo que nos rodeaba, el paisaje desde los miradores del parque, viendo el tajo de Ronda, a tus pies...sencillamente impresionante.
Antes de seguir, mencionar el gran trabajo de los legionarios, siempre atentos, educados y solucionándote cualquier problema que tuvieras, "chapó" por ellos.
Llegaba el día decisivo y a las 7 de la mañana, corneta en mano un legionario nos despertó a toque de diana, empezaban los 101 de Ronda...
La salida fue apoteósica, espectacular, 7.000 mil deportistas, muchos con sus bicis, otros tantos con sus zapatillas, gorras y demás, dejamos nuestra garganta y nuestro orgullo de ser español y de compartir esta experiencia con el tercio de la Legión, a grito de "Viva España, Viva el Rey y Viva La Legión"...donde personalmente se me pusieron los "pelos de punta" y me sentí totalmente orgulloso de participar en esta prueba y ser uno más del espíritu legionario.
Tras recorrer aproximadamente 7 km. neutralizados por las calles de Ronda, a las 10:30 horas, se dio
la salida oficial, cubriendo las calles y caminos como si una serpiente multicolor fuera, cada uno con sus objetivos a conseguir.
La salida como todas, muy nerviosas, la gente se intentá colar por todos sitios y hay que tener los cinco sentidos en alerta si no quieres besar el suelo, pero poco a poco el pelotón se va abriendo y cada uno va cogiendo su grupo natural.
Al principio mucha pista y como no, mucho polvo, 2.500 ciclistas levantando el polvo del camino como si fueramos una legión listos para entrar en batalla, rodando por zona militar de maniobras, las Navetas, donde hicimos un bucle, para ir acercándonos a la primera localidad del día Arriate.
Decir que los caminos, aunque fueran pistas y ciclables, se encontraban totalmente rotos, agujeros, reguerones, piedras, tierra suelta...ufff, complicado coger un ritmo constante, aún así, mi ritmo no era malo, llevaba 22 km/h de media aproximadamente y con muy buenas sensaciones.
Pasado Arriate, y tras rodar en llano con algún que otro repecho y bajadas, llegaba la primera complicación montañosa del día, íbamos a pasar la Sierra de las Salinas, un puerto de 5 km., con rampas duras y un desnivel constante, eso sí, de pasar por una zona áspera, triste y "fea", nos encontramos con esta sierra, donde el paisaje era precioso, rodeados de árboles y verde por todos lados.
Tras la bajada, llegaba otro tramo de terreno llano, con sus caminos rotos y donde el calor empezaba a adueñarse de la serranía de Ronda, el sol no nos iba a dar tregua y apretaba de lo "lindo", así que tocaba beber bastantes líquidos, aún así, era insoportable.
Mi hermano Antonio |
A estas alturas, no sabía nada del resto de la expedición, mi hermano Antonio y mi cuñado Manolo, esperaba que fuesen bien y no tuviesen ningún problema, pero cuando te metes en la borágine de la marcha te olvidas del resto y solo piensas en ti mismo, en acabar, sufrir, luchar...
Llegamos al siguiente pueblo, Alcalá del Valle, llevábamos en las piernas 50 km., todavía quedaba la mitad....y el cuerpo se iba resintiendo poco a poco, notabas que las fuerzas cada vez disminuian, pero gracias a la gente, todo el pueblo se encontraba en la calle dando ánimos a esas almas montadas en la bicicleta y que desde aquí agradezco por sentirnos durante un rato, héroes anónimos y darnos fuerzas para seguir luchando. Al salir del pueblo, nos esperaba una sorpresa, cubierta de hormigón, una subida tremenda, una rampa durísima que parecía que llegaba hasta el mismo cielo y en donde el sol esperaba arriba para castigarnos más, si cabe.
Sin tener tiempo para coger aire, llegamos a Setenil de las Bodegas, a mi parecer primer punto de inflexión de la carrera, primeramente decir que es un pueblo precioso donde la montaña rocosa se come literalmente las calles, haciendo de toldo natural, digno de ver, y si encima esas calles había gente para "reventar", más precioso aún, sin dejar de aplaudir y de dar ánimos, nuevamente muchas gracias. En este punto si me paré más tiempo en el avituallamiento, donde comí bastante y en donde me di un pequeño respiro, el calor seguía siendo insoportable.
Manolo, "piru" |
el segundo, Antonio |
Como he dicho antes, a partir de aquí la cosa iba a cambiar, tanto en el paisaje, cada vez más bonito, pasando por pasarelas para cruzar el río...vamos...precioso, rodando rodeados de zonas verdes, pero...también iba a cambiar el terreno, cada vez más duro, poquito a poco, pero enganchabas más subidas seguidas y más largas, preludio de lo que quedaba por llegar.
Tras pasar la Sierra de Las Cumbres, llegamos al cuartel de La Legión, donde el lema "Legionarios a Luchar, Legionarios a Morir", que rezaba en la puerta nos lo íbamos a grabar con sangre en la piel, nuestras piernas llevaban 72 km., todavía quedaban 30 km....pero que 30 km., así que "ciclista a luchar, ciclista a morir".
Dejamos atrás las pistas anchas y polvorientas, para ir metiéndonos en pistas más estrechas y senderos, donde las piedras, las raices, y la dureza, hacía imposible montar en la bici, la primera la subida "imposible", dura, dura, dura...tocaba sufrir y mucho, donde la fatiga mental junto con el calor, empezaban a rondar mi cabeza, pero como al final el orgullo va acompañado del sufrimiento, las malas ideas se pasan .
Después de terminar la subida interminable y tras un pequeño descanso, por decir algo, llegaba la joya de la corona, la subida a la Ermita, aunque es muy dura, subí un tramo, pero pensando con la mente fría, muchas veces no te merece la pena sufrir en la bicicleta, ya que los calambres, el hombre del mazo y cualquier pájara que pasa por allí, seguro, seguro que te la comes.
Si la subida era dura y preciosa, la bajada de la Ermita, era espectacular , curva tras curva, un zig zag completo, precioso y "peligroso", cualquier error...ufff...no quiero ni pensarlo el daño que te podías hacer, pero abusando de freno se bajó, donde los dedos de las manos no me los sentía de tanto frenar, pero solo con ver el paisaje y la serranía de Ronda en su explendor, merece la pena sufrir tanto.
Ahora sí venía un tramo más asequible, con constantes subidas y bajadas, todas ellas muy rotas, donde la precaución tenía que ser la prioridad en estos instantes.
Tras subir un mini puerto, llegaba una bajada hormigonada, encontrándote de narices el Tajo de Ronda, que maravilla, precioso, digno de ver y de disfrutar, aunque sabes que viene la cuesta del "cachondeo", última traba para entrar en la gloria y triunfante a Ronda.
La cuesta es de 1,5 km. aproximadamente, de "chinos", y una pendiente mantenida del 14 % aprox. con picos más altos, pero el honor estaba muy cerca, así que sin bajarme de la bicicleta, con plato chico y corona grande, pedalada a pedalada, llegué a las puertas del cielo tras visitar el infierno.
En ese momento te viene a la cabeza muchas cosas, se te olvida el sufrimiento, el dolor de piernas, de cabeza, el sudor, la sangre, el polvo, hasta los 101 km. que llevas en las piernas, solo quieres disfrutar de ese momento, de tu momento, así que absorto en mis pensamientos, pedaleaba hasta la meta, viendo las calles de Ronda repleta de gente animándote, dándote el último empujón hasta el Parque de la Alameda, donde esperaba la gloria y a escasos metros de entrar en meta, sin saber porqué me vino a la mente una persona que ya no está con nosotros, mirando al cielo y con el puño cerrado y lágrimas en mi cara, pasé el arco de meta, recordando a mi madre, va por ti.
Una vez repuesto las energías, vuelves a la realidad, y empecé a pensar en Manolo y sobre todo en mi hermano, pero como auténticos jabatos terminaron la carrera, cada uno con sus anecdotas, pero todos con la misma cara de orgullo.
Terminada la experiencia de Ronda, entro en la lista de miles de personas, siendo un cientounero más, donde la superación ha sido todo un reto y en donde puedes comprobar que la solidaridad y el compañerismo en estas situaciones aún sigue vivo y sobre todo agradecer, dejándome una huella imborrable, la solidaridad, educación y respeto del legionario hacia todos los participantes.
Para terminar hablar de lo material, los tiempos finales, en mi caso, el tiempo oficial fue de 6:55.27, terminando en la posición 465 de la general y la 224 de mi categoría, después entró mi cuñado Manolo con un tiempo de 7:25.37, quedándose en la posición 652 y por último pero no menos importante mi hermano Antonio con un tiempo de 9:44.14 en la posición 1.660.
No se si repetiré o no, lo que si se, es que los 101, me ha dejado impresionado, organización, ambiente, recorrido...todo es uno, conjuntado con el espíritu legionario y el espíritu bike.
PD: Recordar a Raul, imprsionante también, hizo los 101 corriendo, andando o como fuese en un tiempo de 21:52.20...Enhorabuena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario