jueves, 31 de julio de 2014

Parque de Ordesa: Sendero de los Cazadores-Faja de Pelay-Cola de Caballo-Pradera de Ordesa

Este año tocó nuevamente visitar los Pirineos, con la intención de ver la subida al Puerto de Hautacam de los ciclistas en la gran voucle del ciclismo, pero no pudiendo alojarnos en el camping Los Tres Valles, en nuestra vecina Francia, tuvimos que alojarnos en el camping Gavín, a dos kilómetros de Biescas, decir que el camping está muy que muy bien.

Nuestra casita




Empezamos a lo grande, visita al Parque de Ordesa, así que tocó madrugar, coger el coche hasta la localidad de Torla y desde allí coger el autobús que nos iba a subir hasta la Pradera de Ordesa, lugar donde daba inicio la pedazo de ruta que teníamos preparada.

Empezamos a caminar por el llano y verde Pradera de Ordesa, eligiendo el camino de la derecha para ir a la Cola de Caballo, es decir por el camino con más dificultad y dureza. Cruzamos un puente sobre el Río Arazas, adentrándonos cada vez más en un sombrío, profundo y bonito bosque, hasta que el camino poco a poco se convierte en senda estrecha y comienza a coger desnivel, iniciamos el Sendero de los Cazadores.





El sendero es precioso, sinuoso, constantes zig-zag y revueltas , hace de un sendero muy duro y muy peligroso, teniendo que estar concentrado para no darte un susto. Vas caminando siempre al abrigo de los árboles, dándote su sombra y protección, aprovechando algunos claros para ver la inmensidad del paisaje y disfrutar de esta senda.




Decir que la longitud del sendero es de 1,5 km. superando un desnivel de 651 m, para llegar a nuestro primer objetivo, el mirador de Calcilarruego, a 2.000 metros de altura, tras dos horas de subida donde los niños se comportaron como auténticos héroes.

Una vez en el mirador, las vistas son impresionantes, maravillosas y espectaculares, me quedo sin adjetivos para ver la dimensión de Ordesa y la belleza del lugar.

Tienes el Cañón de Ordesa a tus pies y en frente majestuosamente el Pico de Salarons, Punta Tobacor, el circo de Cotatuero con su impresionante cascada, la Brecha de Rolando...




Tras reponer fuerzas, y dejar nuestros ojos impresionados de tanta belleza natural y nuestros oídos absortos al ruido del agua, continuamos el camino por el lado izquierdo, iniciamos la Faja de Pelay, un sendero a media altura y prácticamente descendente, en muchas ocasiones cubierto de arboleda, pinos normalmente, y en ocasiones abierto donde veías nuevamente lo impresionante de Ordesa.
En ocasiones cruzabas zonas pedregosas, las más complicadas y en donde te dabas cuenta la altura a la que andabas, convirtiéndose a veces en un  sendero aéreo.







Poco a poco, entrábamos en una zona más despejada, donde el sol nos daba de lo lindo, pero nuestro segundo objetivo estaba cada vez más cerca y mientras llegábamos a la Cola de Caballo, se nos presentaba Monte Perdido, escoltado por el Cilindro de Marboré y el Pico de Añisclo, con sus cimas nevadas, con más de 3.000 metros, impresionante el contraste de las montañas nevadas con la Pradera verde.

Monte Perdido
Segundo Objetivo conseguido, la Cola de Caballo, una cascada tímida a la vista del humano, oculta en un rincón de las inmensas montañas, donde el rugir del agua se abre camino hacia el valle.

Cola de Caballo


Nueva parada en el valle, en el circo de Soaso, para tomar fuerzas y disfrutar de las cascadas y de los riachuelos que invaden por todos lados el valle, abriéndose camino hacia el río Arazas, un auténtico paraíso.





Iniciamos la vuelta por el camino que acompaña al río Arazas, llegando a las Gradas de Soaso, simplemente espectacular, no hay palabras para explicar tanta belleza, simplemente guardar silencio y disfrutar del momento.






El camino de vuelta es muy agradable, también en descenso, donde pasas por un bosque de Hayas que se agradece por su sombra, ya que el sol sigue castigando sin compasión.
Durante el trayecto vas contemplando maravillado diversas cascadas, la cascada del Estrecho, la de la Cueva y la cascada de Arripas, viendo como el agua se va haciendo señor del valle y en donde es el amo de la Pradera.




Tras diez horas de ruta y 20 km. en las piernas, llegamos nuevamente a la Pradera de Ordesa, donde un autobús nos iba a bajar a la civilización, pero nuestras retinas nunca se olvidarán de la belleza de la naturaleza en todo su esplendor.

PD: Dar la enhorabuena a mis hijos Lucía y Carlos  por aguantarme y por no quejarse en demasiado por la pedazo de ruta que han conseguido terminar. Chapó por ellos. No puedo olvidarme tampoco de mi mujer Yolanda, que también se ha portado como una campeona.